Pero al parecer, no es el caso de la carta que los profesores Dorzi y Sampayo, enviaron al correo de lectores de Viva y al email de al autora con relación a la nota "Sueños de salón", publicada en la revista Viva. Esta carta, que circuló por internet (y que no sabemos si el medio publicará) sostiene:

El señalamiento de estos lectores se basa en el sencillo hecho de que la nota en cuestión no menciona más que los datos que aporta una pareja ucraniana recientemente instalada en el país, sin consultar otra fuente, a pesar de lo cual la nota presenta, con total certeza, que es gracias a sus entrevistado que el baile "está empezando a ganar fanáticos" en Argentina porque "Aquí, la disciplina casi no se conocía". La carta enviada -que a la fecha no tuvo respuesta ni de la periodista ni del medio- buscaba aclarar la afirmación errónea.
Claro que la periodista no tendría por qué dar cuenta de estos profesores ni de alguna de las 182.000 referencias que el Google arroja para Argentina en la categoría de "Baile de salón". Pero la decisión de quedarse sólo con una fuente (que ratificó cuando la contacté para tener su opinión) puede conducir a que muchos otros, como los profesores de la carta, nunca puedan hacer llegar su versión a los medios. Y que los lectores de la revista, se queden con una historia que se basa en uno que otro dato falso.
Dice Dader "Así como el servilismo a los opulentos en notoriedad pública conduce a abrirles de par en par los espacios de opinión y comentario -hasta retribuyéndoles generosamente por ello- las limosnas comunicativas se distribuyen entre los indigentes del anonimato con calculada ruindad y prepotencia crítica". No perdamos las esperanzas de que, por lo menos en el correo de lectores de Viva, publiquen la aclaración.
Post Scriptum: En la edición del 25.02.07, la revista Viva publicó una pequeña aclaración de una lectora que decía "Somos muchos los que hacemos ballroom en la Argentina. Mi esposo y yo bailamos desde el año 2000 con Darío Dorzi yAlicia Sampayo" y un par de líneas más. Nda más que eso. Confirma la opinión de Dader de que los grandes medios asignan como limosnas las aclaraciones, sabiendo que ese reconocimiento del error puede subsanar el daño hecho.
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