“La radio nunca coincidió con nuestra manera de pensar, pero siempre respetó al programa, porque tiene un espíritu especial y una relación muy particular con la audiencia”, señaló Halperín. “Este argumento me lo repitieron el día que nos anunciaron que el programa no iba más: no les gusta cómo opinamos”, agregó el periodista. “Dicen que transmitimos una imagen negativa, se toman de que en algún momento dijimos que no nos gusta la gente que vive en los countries o de otros comentarios tomados al azar. Nos dicen, además, que durante varios años aceptaron y respetaron estas disidencias en las opiniones pero que eso, combinado con una baja en la medición, obstruiría la posibilidad de aumentar la facturación del programa, porque con estas condiciones, dicen, no hay muchos empresarios que quieran poner avisos.”Éste es uno de los tantos de los casos en que la "libertad de prensa" es interpretada exclusivamente desde una perspectiva empresarial que se delata voraz en la facturación publicitaria y a la que se rinde todo criterio de programación.
Sin embargo, es un riesgo dejar que el favor de los anunciantes vaya moldeando la programación de los medios, porque no están para elegir los contenidos de los medios (apenas si se dedican a ver cómo pueden vender sus marcas y productos). Justamente, porque los anunciantes priorizan las cantidades de audiencias por sobre otro criterio, y no siempre toman conciencia de las consecuencias que tienen sus inversiones en los medios, en Brasil se está desarrollando una campaña de información impulsada por la Cámara de Diputados y numerosas organizaciones de la sociedad civil.
El eslogan es "Quem financia a baixaria é contra a cidadania" (algo así como "El que financia porquerías atenta contra la ciudadanía"), y trata de que se tome conciencia de que los anunciantes son de alguna manera cómplices de la mala calidad de los medios. La consigna es construir un espacio donde se haga el seguimiento de los programas que no respetan las convenciones internacionales suscriptas por Brasil, los principios constitucionales y las leyes que protegen los derechos humanos y la ciudadanía.
Pero algo todavía más interesante para tomar como ejemplo es que es una iniciativa de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, lo que también viene a ponernos en conocimiento que la discusión sobre los medios y su financiamiento es un tema tanto de Derechos Humanos como de Responsabilidad Social empresaria. Aunque en Argentina ni una ni otra etiqueta no hayan sido nunca asociadas a los medios de comunicación y al papel que le caben a los que financian (o dejan de financiar) los contenidos que vemos en ellos.
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