11 de enero de 2008

La que tiene boca pero no se equivoca

En su discurso sobre la liberación de las dos rehenes colombianas, la Presidente Fernández repitió la costumbre de su antecesor de citar las frases de la prensa (de las que nadie se acordaba para la época en que las repitió en cadena) que no se adecuaban a su parecer. Pero en su discurso, la funcionaria demostró que ella tampoco es infalible.

Cuando la mandataria mencionó el nombre de las liberadas, dijo que tenían un nombre muy interesante para la situación: "Clara", dijo, "Clara Rojas y Clara Perdomo" y por si su auditorio no había notado la ¿metáfora?, la resaltó: "¡De claridad!", recalcando en lo oportuno del término para la situación (¿de los rehenes o de la prensa argentina que había criticado?). Pena porque Perdomo es en realidad Consuelo González (viuda de Perdomo), y porque el nombre también le hubiera permitido desarrollar otra ¿metáfora o descripción literal? (para ambos actores, también).

Clarín excusó el error en el excesivo entusiasmo por la liberación:
"Tan entusiasmada estaba la Presidenta que confundió el nombre de una de las
rehenes y habló de "las dos Claras" (la ex congresista González de Perdomo se
llama Consuelo), que utilizó para hacer una metáfora de la "claridad" y la
esperanza ("Cristina: Ahora vamos por Ingrid", edición 11 de enero de 2008)
Qué lindo sería vivir en un país donde la gente no temiera ser infalible y donde los señalamientos pudieran ser recíprocos.

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