¿Qué pasaría si su supermercado amigo cambiara brutalmente el horario de atención? Usted se levanta temprano el domingo, o sale corriendo a buscar la cena familiar, y se encuentra con que decidieron abrir veinte minutos después o cerraron media hora antes. O sea, lo que pasa con los programas de televisión todos los días. ¿O qué pensaría si al comprar el azúcar de siempre, tuviera que llevarse compulsivamente un recetario de bizcochos, a un costo adicional? Eso ocurre con algunos diarios, que imponen suplementos que encarecen el precio ciertos días, sin que el lector pueda prescindir de lo que ni siquiera es un servicio, sino una publicidad que ya pagó un anunciante.
Un último ejemplo para mostrar la debilidad del consumidor de medios: Usted compra la leche chocolatada de siempre, la sirve en la merienda de los chicos y descubre que ahora viene con ¡un toque de vodka! Y nadie se lo había avisado. Puede parecer exagerado, pero es parecido a lo que ocurre cuando en programas “para toda la familia”, irrumpen escenas inconvenientes para los chicos. Si se tratara de un comercio, pediría que le devuelvan el dinero. O llamaría a la radio para quejarse. Cuando son los medios los infractores, ni siquiera sabemos cómo hacer la denuncia...
Siendo que es poco probable que los mismos que cometen las infracciones (o las permiten) sean los que las enmienden, históricamente han sido asociaciones de consumidores, o veedurías ciudadanas, o defensorías, las que prestan ayuda para hacer que los medios cumplan con sus responsabilidades. ¿Por casa? INADI, gracias.
Los observatorios tienen dos misiones, una formadora y otra ciudadana, porque no están para sancionar, sino para ayudar a tomar conciencia cívica. Como muestra la Veeduría Ciudadana de la Comunicación Social de Perú, cuyas principales actividades están dedicadas a conocer las opiniones del público y organizar actividades de divulgación. Los informes que producen sirven más allá de los lugares para los que fueron pensados, como se ve en el Observatorio Fucatel de Chile, o en el Observatorio da Imprensa de la Universidad brasileña de Campinas, que lleva más de una década brindando información para que, como dice su eslogan, “Usted no vuelva a leer el diario de la misma manera”.
La Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios incluye los derechos de los usuarios de medios en su misión, y ofrece información para que cualquiera sepa qué reclamar y pueda hacerlo a través de ellos. Y como no todo es periodismo en los medios, la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios ofrece un observatorio de publicidad, que analiza y explica mensajes comerciales que pueden ser confusos o engañosos. ¿Tenemos por acá alguna que se anime a algo tan básico?
En Argentina estamos unos años atrasados con relación a los observatorios del mundo. Salvo las iniciativas de Poder Ciudadano en las últimas elecciones, o la de Periodismo Social que monitorea las noticias de infancia junto con la red ANDI, la sociedad ha estado dormida con estos temas. Las asociaciones de consumidores no parecen animarse. El observatorio del INADI ha sido en estos tres años poco participativo y menos productivo. En este contexto, y hasta que aparezca una iniciativa auténticamente ciudadana, deberemos aprender por nuestra cuenta a reclamar a los medios, por lo menos, la misma responsabilidad que tiene un fabricante de leche chocolatada.
Publicada en Hipercrítico
1 comentario:
Los medios no tienen un 0800 de atención al cliente; no hay departamento de quejas y es imposible que una productora atienda. EL rol del comfer en esto debe replantearse.
Un ejemplo de la semana: Noticias tituló el domingo que patito feo era mas mala que comer aserrín. Otra revista del grupo, le dedicó la tapa hablando de lo linda que es la historia...
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