Si algo no se puede manejar es la información

Esta semana circuló febrilmente por internet una foto informal de la señora Fernández, al punto que llegaba a las casillas reenviada desde distintos remitentes. El Bloc de periodista cuenta los avatares de esa foto y comparte el relato de su origen, que relata el periodista Juan Cruz Sanz.

¿A qué tanto revuelo? ¿Por qué resulta una noticia una cara lavada? Porque viene a poner en evidencia la distancia irremediable que hay entre la vida diaria y la que vemos en los medios. Y en ese juego los medios han sido partícipes necesarios, en la medida en que muestran que lo único que pueden darnos a conocer es lo que les proveen aquellos que se quieren dar a conocer.

Hace unas semanas, el periodista Zunino explicó en el diario Perfil del domingo 11.11.07 cuáles eran las condiciones para la difusión de las fotos de la futura mandataria. En su nota "Nuevo manual para fotógrafos oficiales" relata las condiciones que se establecen en la oficina de prensa oficial para las fotos. Dice la nota:

En medio de la reciente campaña electoral, los fotógrafos de Presidencia de la Nación y de la agencia oficial Télam recibieron “órdenes de arriba” muy precisas sobre cómo retratar a la aún Primera Dama. O, mejor dicho, sobre cómo no retratarla.
La minuta tiene sólo un par de ingredientes: “Nada de fotos de cuerpo entero, sólo si lleva pantalones.” (ver pág.6)
“Nada de primerísimos planos; y mucho menos de perfil, de abajo hacia arriba.”
Según seis relatos coincidentes recogidos de primera mano por PERFIL en varias de esas coberturas donde cronistas y fotógrafos de todos los medios comparten interminables guardias, el origen de tan curiosa directiva habría sido la publicación de una foto en este mismo diario.
Domingo 23 de septiembre. Página 3, en una nota dedicada a la reinauguración de la Basílica de Luján. Cristina (Fernández de Kirchner) y Karina (Rabolini) aparecen sentadas, de faldas y en beatas posturas, junto a sus respectivos maridos. Al parecer, cierta odiosa comparación hace pensar a alguien en la Casa Rosada que esa clase de fotografías no es del agrado de la Señora.

Lo que resulta fascinante del episodio de la "Foto tomada por el turista" es que una sola imagen, producida además por fuera del sistema, viene a poner en cuestión el propio sistema, al punto que como relata Gallo en su blog, las redacciones de los medios debatieron esta semana qué hacer con la foto.

Esto demuestra que la imagen pública es un esfuerzo que no lleva a ningún lado, porque sus resultados no son acumulativos y un único evento derriba la más sólida construcción. Esto, claro, cuando el objetivo de imagen es tan pequeño como el de la bruja de Blancanieves cuando esperaba que su espejo solo le dijera que era hermosa.

La pregunta que no apareció hasta hoy con relación a la imagen sin maquillaje es "¿Y? ¿cuál es el problema?". No hemos visto nada que no supiéramos de antemano. ¿O acaso alguien cree que la gente vota por el rimmel? Más bien, vota a pesar de ello.